La creatividad y equilibrios imposibles del Ballet del Gran Teatro de Ginebra cautivan al Teatro Real en su despedida

La creatividad y equilibrios imposibles del Ballet del Gran Teatro de Ginebra cautivan al Teatro Real en su despedida

MADRID, 14 de octubre (EUROPA PRESS)-

El Ballet del Gran Teatro de Ginebra se despidió este sábado del Teatro Real tras debutar esta semana en el Coliseum de Madrid. La compañía de Sidi Larbi Cherkaoui fue elegida para inaugurar la temporada de danza y, durante cuatro días, reveló un repertorio lleno de creatividad y equilibrios imposibles.

La compañía suiza, creada en 1962, confió el año pasado su dirección artística al coreógrafo belga-marroquí Sidi Larbi Cherkaoui, una de las figuras más brillantes de la danza actual, con más de un centenar de creaciones en las que apuesta por abrirse a nuevas disciplinas y enriquecer su repertorio actual con nuevos títulos.

Entre estas coreografías emblemáticas se encuentra ‘Fauno’, creada en 2009 y representada en este repertorio en el Teatro Real. Inspirada en el legendario ‘Preludio a la siesta de un fauno’ de Nijinski, está basada en el famoso poema de Stéphane Mallarmé sobre el despertar del fauno en el bosque.

Comparada con la versión del artista ruso, la visión de Cherkaoui resalta los aspectos mitológicos y animales y presenta, durante 15 deliciosos minutos, a los bailarines en una forma más física: de un lado el fauno (Juan Pérez Cardona), mitad humano y mitad animal, con salvajes y movimientos primitivos, y por el otro la ninfa (Yumi Aizawa), que se asemeja a la versión original, más delicada, ambas solas en el bosque con el que se ilustra la escena.

La interacción entre ambos es inocente y, al mismo tiempo, llena de tensión sexual, en medio de equilibrios imposibles, como en la coreografía de Nijinsky. Para reforzar esta idea, Cherkaoui pidió al compositor Nitin Sawhney que intercalara la música de Debussy con su propio lenguaje musical.

La segunda de las coreografías representadas en el regreso de la compañía a Madrid fue ‘Ukiyo-e’, estrenada en noviembre del año pasado y en la que participan los 22 artistas del Ballet del Gran Teatro de Ginebra, en un baile incesante de creatividad durante más de una hora sin romper.

De esta manera, el último trabajo coreográfico de Cherkaoui y el primero como director de la compañía nos invita a meditar sobre la capacidad de resistencia y supervivencia del ser humano en un mundo de crisis crónicas. Para ello, el coreógrafo se inspiró en el término japonés ‘Ukiyo-e’, que da nombre a un movimiento artístico surgido en el periodo Edo y que se centraba en capturar el instante, el momento presente, como si fueran imágenes de un mundo flotante.

La ‘perfomance’ busca así caminos posibles en un universo suspendido y examina las constantes negociaciones a las que está sujeto el cuerpo humano, explorando las tensiones entre el movimiento limitado y la turbulencia, con cuerpos que pierden sus ropas hasta el momento final.

ESTRUCTURAS EN MOVIMIENTO Y AIRES DEL ESTE

Creado en colaboración con el escenógrafo Alexander Dodge, en esta ocasión los músicos también abandonan el tradicional foso y se sitúan en lo alto del escenario, marcando sus acordes con arias orientales al ritmo de los bailarines que, por unos instantes, también están acompañados por la letra de Kae Tempest y su ‘Hold Your Own’.

“Cuando lo único que necesitas es saber que sientes lo que sientes, mantente firme”, dice un extracto del poema, el protagonista junto a la estructura móvil que acompaña esta original coreografía como si fuera un personaje más, una red de escaleras, que se juntan y separan, que atrapan y esconden a los bailarines entre sus laberínticas estructuras móviles, que sirven a la vez de puentes y obstáculos y que simulan la ascensión y el abismo.

“Manténganse firmes y déjenlo así, cautivando”, concluye el texto, un ambiente que conquistó al público, que despidió el espectáculo con aplausos y vítores, con la vista puesta en los próximos estrenos: los del Ballet Nacional de España. y el Ballet de la Ópera de Múnich.